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sencillamente lilu

sin titulo dos

"Perdóname!" gritó una voz a lo lejos. Ella se giró y vió una figura femenina acercarse lentamente. Venía sin ninguna prisa, poniendo un pie frente al otro, con calma pero sin parsimonia. Su gabardina medio abrochada ondeaba al viento como una bandera a media asta, como el augurio de algo malo que va a suceder. Y de repente aquella pequeña mujer se convirtió en la muerte, y agitando su amenazante hoz levantada se precipitó hacia ella corriendo. Parpadeó. La delgada mujer volvía a ser la misma, y había avanzado muy poco, seguía con su paso pausado y relajado, con su gabardina intentando huir y su pelo bailando por el viento. Cada vez la veía más cerca, pero en ningún momento pensó en salir corriendo, no por miedo, sino por indiferencia; aquella mujer no era nadie para ella, era una desconocida que desde lejos le había pedido perdón sin motivo aparente. Sus facciones se fueron dibujando en el aire, cada vez con más claridad, y a medida que la tenía más próxima iba sintiendo su belleza con más fuerza, como un magnetismo que la envolviese. Se paró frente a ella y la miró de arriba a abajo, sin sobresaltos ni sorpresas, como si aquella misteriosa mujer ya la conociese. "Lo siento" volvió a repetirle. La cogió de la mano y se pusieron a caminar en la misma dirección que Eloise llevaba desde un principio. Sintió su mano envuelta en aquella diminuta y blanca mano fría, apretada por unos frágiles y delicados dedos que en cualquier momento podrían romperse. Sintió calor. Y como si la conociera de toda la vida sintió la familiaridad de lo querido. Oyó otra vez la misma voz que al principio, susurrarle al oído: "por todo el daño que pueda causarte sin querer, sólo por tenerte conmigo". Iba a contestarle, pero se dió cuenta que aquella mujer no había movido los labios; tal vez no los hubiese abierto nunca, quizá no fuese ella la que había pedido perdón. Por algo extraño sabía que todo aquello se lo había dicho la mujer que llevaba cogida de su mano, pero siguió sin responderle. La miró de reojo, con el tímido propósito de no ser descubierta, aunque sabía que ella se estaba dando cuenta de todo, hasta de sus dudas. Volvió a mirar al frente. Se apretaron la mano con cariño, durante un breve instante. Y después siguieron por la misma acera sin mediar palabra. Pasos.

Silencio.

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